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María Luisa: "Con cuatro años me sentaba con mi abuela y la peinaba porque tenía el pelo largo. Cuando muere mi abuela me enfermo por quince días. Y cuando despertaba a las mañanas el primer rostro que veía era el suyo, yo dormía con mi abuela, recuerdo el abrazo, el cariño y sobre todo la caricia de toda la noche".

Cuando el pasado refleja el presente (Parte I)

RÍO TERCERO/ LA INTIMIDAD DE MARÍA LUISA LUCONI QUE NO SE CONOCE. En la entrevista recorreremos a un personaje público para muchos, y seguramente el espejo para muchas, sobre una mujer que logró mantenerse por su trabajo en la consideración de la gente. En esta primera parte María Luisa cuenta parte de su infancia.

 

Luconi ganó su lugar con su mayor fortaleza política: el consenso. Su participación en política la tendrá por el partido de la Unión Cívica Radical, como precandidata a las PASO el próximo 2 de junio.

 

Cuando hablamos de apellidos tradicionales en la ciudad, indefectiblemente tenemos que pronunciar los Luconi. Una familia de inmigrantes que llegaron por los años 1920 a tierras riotercerenses.

María Luisa es mujer, esposa, madre y abuela que la han convertido en una de las mujeres representativas de la sociedad de Río Tercero. Actualmente preside por años un espacio en el Concejo Deliberante, un lugar envuelto por el machismo político y la variedad de pensamiento.

La historia de María Luisa

María Luisa Luconi (57) tiene sus orígenes de abuelos españoles e italianos. Cuando la primera guerra mundial expulsa a europeos del holocausto, familias como los Cubarle (españoles) y los Luconi (italianos) fueron los miles de inmigrantes que ocuparon y buscaron sus esperanzas en tierra argentina.

Por aquellos años en la década del ´20, la ciudad de Rio Tercero era un puñado de pobladores que vivían alrededor de la estancia Media Luna.

Recuerda María Luisa que su abuelo Cubarle fue uno de los fundadores del club 9 de Julio. Un hombre de profesión albañil, en aquellos tiempos los trabajos en construcción eran abundantes.

Los recuerdos invaden y ella cuenta: “el nono Luconi fue enfermero de la guerra en el piamontés, él nunca habló de eso, años después llegó un reconocimiento por su tarea en el campo de batalla como enfermero. Esto fue en al año 1914.”

“Yo, era la predilecta de mi abuela Francisca”. Mi abuelo Ricardo Cubarle era analfabeto y para ello tenía una libretita, como no sabía leer ni escribir -había muchos inmigrantes- y por esos años se hacían muchas casas. Para saber cómo les pagaba a los peones marcaba en el papel signos, así podía llevar la cuenta, había creado su propio alfabeto. Era muy inteligente y llegó a tener muchas propiedades. La leucemia lo atrapó a los 51 y murió a los 53 años”, empieza el relato.

  • ¿Qué representa para usted lanzar su precandidatura para Intendente en la vereda de su casa?. Cuando me lancé con mi precandidatura acá al frente de mi casa, el lugar tiene historias increíbles. Recuerdo que mi papá me levantó en brazos y decir cuando fallece (Francisca): la abuelita se fue con una estrella y años más tarde hizo lo propio con mi nono. Todo eso pasó en nuestra vereda, donde además jugábamos al carnaval. La avenida por aquellos tiempos era más angosta, y desde que yo me acuerdo era pavimento.

Otros tiempo. El barrio tenía una placita  que la arreglaban los vecinos y a la noche se ponían a tomar mate allí. Remembro los Pisani de poner flores. Era un barrio con muchos terrenos, a los Bedini que tuvieron el primer televisor en blanco y negro y cruzábamos la calle a ver una novela en el horario de siesta.

Su nacimiento. El año 1961 María Luisa nació en su propia casa, la partera llegaba a la casa de los vecinos para ayudar a dar luz. “Creó que fue la partera Ríos, mi papá sacó una puerta para que mi mamá estuviera más derecha durante el parto ”, cuenta María Luisa

Sus  hermanos Ricardo (59) y José (50) son una familia tradicional. Sus dos hermanos con mucho esfuerzo lograron formar su propia cadena de supermercados llamada Luconi Hermanos, donde expandieron los horizontes a su propio centro de abastecimiento en la localidad de Santa Rosa de Calamuchita.

Sus tiempos escolares. Fui a la primaria a la escuela Manuel Belgrano hasta el cuarto grado, en ese año mi papá ya había alquilado un galpón con casa en la calle Roque Sáenz Peña, porque se separaba de la sociedad Luconi-Quevedo, entonces culmino mis estudios primarios en el Modesto Acuña.

  • ¿Qué era diferente en la ciudad? El barrio, era disfrutar. Vecinos sentados en la vereda. Era una cuadra donde las “sillitas” eran una postal y se hacían las rondas de vecinos, hasta muy tarde. Con amigos en los patios grandes, era un placer.  Jugábamos a cualquier cosa , a la casita, a correr arriba de los árboles.
  • ¿Y tus primeros amores? Fueron en el secundario. Hasta ese momento te podía gustar un chico hasta ahí, era muy fantasioso y después gustar pero era todo muy formal. En mi casa la regla era: si tenés novio lo traés a casa. Una semana antes de casarme me buscaba mi papá o Ricardo a las 2.30 de la mañana, eso fue hasta el sábado antes que me casara.

Del amigo al noviazgo. Con mi marido Adrián Alejandro Favot (58) fuimos al secundario juntos en el José Hernández y nos conocemos de ahí, pero solo eramos amigos. Luego me voy a la facultad, pero a los 22 años nos encontramos de nuevo. Habíamos sido muy buenos amigos, él con su novia y yo con mi novio de adolescentes pero cada uno con su historia. Volvimos a encontrarnos, nos pusimos de novios y todo terminó en casamiento.

Con Adrián encontré el complemento justo. Nos mirábamos y nos gustaban las mismas cosas. No nos hacía falta explicarnos nada, porque conocíamos nuestras historias y nos llevamos bien juntos. Eso hizo que la relación sea de amigo a novio.

 

¿ María Luis usted tiene base religiosa por su participación en varias catequésis?. Es lo más importante. Mi abuela era fiel a la iglesia de Lourdes, mi mamá venía con la religión muy arraigada de España e Italiana y cuando llega acá lo transmite a sus hijos.

En mi caso, la acompañé mucho a mi nona Enriqueta Simoneti de Luconi a las misas y reuniones. Después empecé a formar parte de la catequésis de Lourdes, de ahí el padre Martina como no había quién educara en algunos barrios como Castagnino, unas familias nos recibían para dar charlas sobre religión. Las familias Pistelli y Tamagnone nos ofrecían sus hogares. Pasado los años se forma una comisión y el templo Cristo Rey. También ocurrió lo mismo en barrio Sur, íbamos a casas de familias como los Cloquell donde con un grupo de chicos enseñábamos catequésis, pasado unos años se construyó el salón comunitario.

 

  • ¿Falta de catequésis en los barrios? Faltan más testimonios de lo que nos decimos católicos. Tenemos que salir más a la calle y reconocer nuestra fe. Veo que en algunos casos les da vergüenza decir en que se cree.

Yo creo en María, en Jesús y para mi han sido fortalezas en momentos de debilidad.

Muchos dicen que son católicos. Es difícil, antes se salía a predicar, luego vinieron las construcciones de los templos, las parroquias e iglesias y con ello se fue resolviendo el tema en el barrio con el sacerdote a cargo.

Me tocó con el padre Girón pasar por un grupo juvenil en el Ceferino donde organizábamos las semanas de la juventud. El cura Girón organizaba con dos referentes de cada escuela secundaria jornadas de encuentros, eran época de los militares en el secundario, por consecuencia no había Centros de Estudiantes.

Girón pedía a los directivos de las escuelas dos referentes, las jornadas empezaban en marzo y llegamos a setiembre. Eran semanas fantásticas donde había juegos, programas de prevención y se terminaba con un baile con elección de reina incluido. Las ganancias se distribuía con todas las escuelas que participaban. Con lo recaudado se pintaban las aulas, y el dinero que quedaba para el Ceferino se utilizaba para el mantenimiento.

Y mantener esa fe es un regalo de Dios. No se ve pero se siente. La fe es lo que te sostiene en momentos de crisis.

No quiere decir que porque tengas fe no le grites a Dios en algún momento. La respuesta te llega en el tiempo, hay que saber esperar

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