Por Natalia Soledad Francisetti. Abogada. Defensoría de los Derechos de niñas, niños y adolescentes de la Provincia de Córdoba, Subsede Rio Tercero
FRAGROOMIG, palabra en otro idioma que resultaba lejana hasta hace pocos años, pero que de pronto se volvió de uso frecuente transformando algo abstracto en un enemigo diario, que en ocasiones tiene cara de un conocido y/o vecino, que está al acecho de nuestras niñas, niños y adolescentes, los más vulnerables e invisibilizados de la pandemia.
¿Sabemos qué significa, a quién daña, cómo detectarlo?. El Grooming, es una acción deliberada, entiéndase pensada y organizada por un adulto que consiste en acosar sexualmente a una niña, niño o adolescente, mediante el uso de las tecnologías de la información y la comunicación.
Debemos entender que es un acto planificado para engañar, generar una falsa sensación de amistad para dar comienzo a la obtención de datos. El acosador, mediante el contacto amable por medios tecnológicos, obtiene la información de su víctima, sus gustos, preferencias, gana su confianza. De esta forma premeditada comienza a solicitar imágenes, videos de contenido sexual o referencias de otros menores y ante la negativa por parte de la víctima a seguir proporcionando material, comienza la extorsión para producir el encuentro personal.
Es un proceso que puede darse con algunas diferencias, lo invariable es la intencionalidad de un adulto de vulnerar la niñez, de robar la inocencia de quienes no tienen maldad porque creen en sus amigos y menos aún, piensan que en internet, puede estar su victimario.
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El conocimiento nos hace libre, como adultos debemos interiorizarnos, estar alertas ante los signos del acoso, prohibir no es una opción, menos cuando la tecnología hoy es garantía de acceso a la educación, a los vínculos socio afectivos además de lo lúdico.
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Como adultos debemos acompañar, estar abiertos al aprendizaje recíproco, tener una actitud activa durante el uso de internet por parte de niñas, niños y adolescentes y fortalecer su autoestima. También es importante dialogar sobre los vínculos y las problemáticas en las que se vean afectados reforzando valores de solidaridad y respeto. Prevenir y detectar son recomendaciones para adultos responsables.
El afecto, la contención, la protección de la víctima, no generar vergüenza o culpa son ejes del acompañamiento, guardar pruebas de la actividad delictiva para demostrar las acciones del acosador.
Cualquier persona puede denunciar y es de vital importancia involucrarnos como sociedad cuando lo que se pone en juego es la seguridad de la infancia y adolescencia.