SALUD MENTAL / SUICIDIOS / Los Ángeles del Puente es un grupo de voluntarios que patrullan el puente Chaco-Corrientes para prevenir el suicidio. Su labor humanitaria incluye asistir a personas en crisis y realizar un seguimiento de ellas.
Los pastores y creadores del movimiento social, Gustavo Almirón y Rocío Telechea visitan la ciudad de Río Tercero, para poder mostrar el trabajo territorial que se intenta crear en la localidad.
En ese sentido, en la mañana de ayer, en el Centro Cívico de Río Tercero, con la presencia del Director Yamil Mengo, Ezequiel Gaiazzi, subdirector de vinculación religiosa Ministerio de Gobierno, Evangelina Sosa (colaboradora) y Esteban Acevedo, presidente del Consejo Pastoral Río Tercero mostraron las actividades a seguir en el marco del tema del suicidio.
Los referentes de la Fundación Ángeles del Puente tendrán actividades en el Puente Negro, quién es considerado por los riotercerenses como un lugar estigmatizado sobre la problemática, y después charlas con alumnos y a instituciones para poder explicar las acciones que lleva la institución para ayudar a personas, en el tema de los intentos de suicidio.
PALABRAS DE LOS ÁNGELES
«Estamos aportando un granito de arena para darle esperanza a alguien», sostienen durante su visita a Río Tercero, Rocío Telechea, bioquímica de profesión, y Gustavo Almirón, contador público, de la Iglesia Casa de Dios, de Corrientes. Ambos lideran y coordinan, desde 2023, este grupo de voluntarios denominado Ángeles del Puente, que actúan sobre el viaducto interprovincial las 24 horas, cada día del año, buscando con su presencia y su palabra revertir decisiones de personas que llegan al lugar con la intención de quitarse la vida.
Al recordar cómo surgió la iniciativa, contaron que todo comenzó observando una cruda realidad y buscando estadísticas como respaldo, que para 2023 ya eran «alarmantes». «Hubo 4.195 suicidios ese año en el país, según el Ministerio de Seguridad de la Nación. Significa un suicidio cada dos horas. En Corrientes, ese año hubo 74 suicidios (un suicidio cada cuatro días); y en el Chaco el doble, 155 (un suicidio cada dos días)», describió Almirón. «Es un tema que no se aborda, pero nosotros revertimos esas decisiones hablando y escuchando «, subrayó.
Frente a ese escenario, fue taxativo: «Las personas no se quieren morir. Todos tenemos por instinto, sobrevivir. Pero alguien que llegó al punto de decir que se terminó la vida es porque perdió la fe, quiere dejar de sufrir, no aguanta el dolor, entonces necesita a alguien que alivie eso». «La única forma es acompañando, escuchando e involucrándose», agregó Gustavo Almirón.