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JUDICIALES / Llaman a la reflexión a la comunidad y a los medios de prensa acerca de la responsabilidad de las personas adultas en la protección de la intimidad de niñas, niños y adolescentes. Firman la nota Romina Sánchez Torassa, Silvana Asnal y Pablo Martina.
NOTA DE OPINIÓN / POR JUSTO DAGORRET / La Justicia habla por sus fallos, indica el manual. En casos de instancias privadas, como puede ser una tenencia de hijos o separaciones conflictivas de parejas, la Justicia debe mostrarse adoctrinada a sus procedimientos oficiales.
Sin «mea culpa». La difusión pública de un caso de instancia privada, ocurrido días atrás, por el paradero de una madre y un hijo por pedido de un padre y expareja de la mujer, nació del seno de los Tribunales de Río Tercero, de los cuales el sector de Familia estaba noticiado.
A «priori» la información oficial, publicada por los medios locales y regionales, se centraban en encontrar a la madre y a su hijo. Algo que esa difusión tiene una lógica y que está detallada en la Ley Micaela; encontrar a las personas desaparecidas.
«Sobre esa línea de pensamiento, la participación de la opinión pública en esos casos divide a la sociedad, y es bueno recordar: que el sentido de recurrir a los Tribunales, es para la resolución de conflictos, que las personas por sí solas no lo pueden hacer».
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Con total certeza y objetividad, miembros de staff tribunalicio admiten que no hay discusión: las causas de «cuestiones privadas» y sus conflictos deben ser resueltos por Jueces o Juezas. Y ese, en definitiva, es su trabajo.
La difusión a través de los medios de comunicación, con los nombres en causa sensibles, como puede ser un abuso sexual o la tenencia de hijos, es exclusiva responsabilidad de los Jueces o Juezas y los lugares de reinviculación dentro de las oficinas de Tribunales se deben dar en ámbitos privados y no a los ojos de cualquier visitante o público en general.
Finalmente, decir que la Justicia es Justicia cuando los casos se resuelven con objetividad y apegado a derecho, pero sobre todo no olvidarse del sentido común.
