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SOCIALES / El arribo a la Argentina el 6 de enero pasado al puerto de Buenos Aires de 1.128 turistas que podían practicar libremente el swingerismo a bordo del buque Azamara Pursuit sorprendió más a ajenos a la comunidad que a sus habitués, quienes aseguraron que no se trató del «primer» crucero swinger, mientras resaltaron la «larga data» de la historia del movimiento.
Casas, bares, quintas y boliches son espacios de socialización y encuentro entre parejas que buscan mantener relaciones sexuales con otras personas dentro de la cultura swinger. En tanto, en Córdoba está Frizante; en Mendoza, La cueva del gato; y en la ciudad santafecina de Rosario, Fantasy Swinger club, en la zona terminal de ómnibus.
En la Argentina existen al menos ocho bares o clubes swinger a lo largo del país, donde se encuentran parejas, solas y solos de la comunidad y también externos a ella. Y en Córdoba figura entre las provincias donde se puede explorar este tipo de relaciones.
Casas, bares, quintas, clubes y boliches son espacios de socialización y encuentro entre parejas que buscan mantener relaciones sexuales con otras personas dentro de la cultura swinger. La llegada del primer crucero a Buenos Aires con parejas swingers hizo que el tema volviera a los medios de comunicación.
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A través de grupos de WhatsApp o Facebook, canales de la red de mensajería Télegram, redes sociales de clubes, foros o el «boca en boca», la comunidad argentina que practica el swingerismo se comunica para organizar encuentros en lugares privados o autogestionados.
DESDE TATUAJES HASTA «UNICORNIOS»: LOS CÓDIGOS DEL MUNDO SWINGER
La comunidad swinger creó a lo largo de su historia un vocabulario en código con el que nombran distintos roles y prácticas en torno a esta forma de mantener relaciones sexuales, como «unicornio» y «vainilla», mientras para identificarse entre ellas y ellos elaboraron símbolos que muchos deciden llevar tatuados en la piel.
«A las chicas solas las llamamos ‘unicornio’, a los chicos solos ‘single’, las parejas son ‘swinger’. Hoy en día hay una apertura y entonces hay parejas que buscan single, otras unicornios, otras parejas», contó a Télam Germán Magallán, creador de la productora «Secretum» de contenidos audiovisuales y eventos de la comunidad swinger.
A las personas que no practican el swingerismo los llaman «vainilla»; un «amigo horizontal» es aquella amistad del ambiente swinger y «amigo vertical» es aquel externo a la cultura; alguien que solo observa a otros tener relaciones sexuales es «voyeurista»; mientras a la iniciación de una persona dentro de este mundo la llaman «evangelizar».
A lo largo del mundo hay distintos símbolos que identifican a la cultura «sw» (swinger). Entre ellas, la silueta de un columpio en rojo se hace presente en distintos países, mientras el dibujo de una piña al revés prevalece sobre todo en Europa. La palabra «swinger» deriva de «swing» que refiere a la «oscilación» o al «columpio», ya que en su origen esta práctica implicaba el intercambio de parejas, es decir, oscilar entre una y otra pareja sexual.
