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DEPORTE / FÚTBOL / No se pudo terminar la final entre la Abiceleste y Paraguay debido al mal clima reinante sobre la pista: hubo bronca por los fallos de los árbitros y un escupitajo desencadenó la trifulca.
No fue un gran final de fiesta en el Mundial de talla baja. Argentina y Paraguay estaban jugando la finalísima cuando, con el luminoso mostrando un 3-1 en favor de los argentinos, un incomprensible clima hostil provocó que los futbolistas tuvieran que retirarse al túnel de vestuarios.
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Horas después de los altercados, los jueces dirían que la Albiceleste sería la campeona de la cita mundialista, pese a que la cita no pudo completarse ni en tiempo ni en forma por los altercados, algunos de ellos auspiciados por varios errores arbitrales.
El ambiente subió sus revoluciones después del tercer tanto argentino. Las protestas de los paraguayos, especialmente surgidas desde el banco de suplentes, provocaron que los árbitros echaran a un entrenador que tuvo que colocarse en la tribuna.
«El que no salta es guaraní», comenzaron a gritar los fans argentinos. «No sabemos por qué el rival dejó de jugar. Creo que por culpa del arbitraje, según dijeron ellos», indicó el jugador Catriel Brassesco en DeportTV. Los paraguayos no volvieron a saltar a la pista salvo para despedirse de sus fans y ahí acabó el partido pese a que, según apuntan medios argentinos, se les ofreció empezar de cero con nuevos árbitros.
«Intentamos todo por todos los medios. Se ofrecieron a cambiar el arbitraje para que estuvieran cómodos. Le ofrecimos empezar de nuevo el partido como si estuviera cero a cero. No le podemos decir, tomen la copa porque no sería justo. Tengo una vergüenza enorme, pido perdón a la audiencia», apuntó ante las cámaras Silvia Rojas, coordinadora del Mundial.
