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Danilio el crudo relato de la droga en primera persona (Parte I)

RÍO TERCERO/ HISTORIAS DE VIDA/ En la fría noche del lunes pasado, visitó los estudios de Estación Urbana al programa de El OJO TIENE VOZ, el joven Danilio. Un drogadicto en proceso de rehabilitación por el consumo de cocaína. Esta alojado en la Comunidad Terapéutica de César Tapia. Esta historia es un caso testigo del reflejo de los ídolos y la influencia de los medios sobre los jóvenes, como así también el límite de los padres en la adolescencia, el diálogo con los hijos, el abrazo de lo padres.

Una charla abierta, sin peros, con un lenguaje llano y directo Danilio cuenta la historia. En esta primera parte abordaremos aspectos de su infancia, su adolescencia y los inicios en la droga. La segunda parte estará dedicada al amor, a la fe, a la Vírgen, a su esposa a su hijos, a sus padres y principalmente a él mismo en busca de la felicidad.

Danilio (349 es oriundo de Colonia Caroya, un pueblo que está a 60 km. de la ciudad de Córdoba. Su entorno familiar está compuesta por mamá, papá presentes, dos hermanas, una esposa (Natalia) y sus  hijos Renzo (8), Anto (12 ) Lourdes (16). El mismo reconoce de haber vivido una infancia feliz.

Exjugador de fútbol (arquero), fue allí que en la ciudad serrana inició sus primero pasos en el juego de deporte más popular, con tan sólo 6 años. Jugó en los clubes de Bochas Club y el Agrario de Colonia Caroya. Aquel deportes lo llevó a tener  sus primeras frustraciones al probarse en equipos como River Plate o Belgrano de Córdoba y no ser elegido.

Sus padres, de origen humilde trabajaban en su propia despensa, además complementaban sus ingresos en la cría de animales como conejos. La vida de Danilio transcurría en una vida con ritmo rural y de del trabajo de comerciante de sus padres en la ciudad.

Una época

“Siempre trabaje, es una vida tranquila en Colonia Caroya, una ciudad pegada a Jesús María”

Danilio, cuenta que terminó la secundaria, me probé en varios clubes como River o Belgrano.

Mi gran ídolo fue Maradona, y en el ´94 comencé a escuchar la palabra cocaína. No quiero decir que empecé en el tema de las drogas y no le echo la culpa a Maradona.

  • No es un dato menor, que un ídolo como Maradona envuelto en el consumo de drogas, haya despertado su interés. Tenía nueve años, y es tal cual, de como los medios reflejan la palabra cocaína, y que eso me haya despertado curiosidad.

Una historia contada en primera persona

Esto comienza en la adolescencia. Todo empezó en una juntada por el día del amigo, y en esa reunión había gente que no conocía pero yo suponía que algunos estaban en el tema de la droga. Sabía que en esa fiesta había posibilidad de adquirir droga.

Ahí fue la primera vez que consumí droga. En mi caso fue un cigarrillo de marihuana y una línea de cocaína que aspire, que se aspira con un cañito, se utiliza un billete que se denominada un “saque” con la punta de una tarjeta.

Estudiaba y trabaja, tenía 17 años y estaba en la parte final de la secundaria. Me gustaba tener mi dinero, en esos años me pude comprar un televisor, una videocasetera. También, tenía mucho curiosidad por la vida, aparte me creía autosuficiente.

Desde los 13 años que trabajaba y por mi personalidad me comportaba como un chico de 20 años, que no tenía límites.

Por eso aprendí, que hay que dialogar mucho con los hijos, hay que tener tiempo para charlar, escucharlos, ¿cómo estuvo su día de clases? Cuando uno es adolescente uno hace oído sordo al consejo de los padres. Ahora quiero tratar de prevenir eso. No culpo a mis viejos, pero no quiero que mis hijos tropiecen con la piedra que lo hice yo.

En esa fiesta comencé a drogarme, luego fue una vez por semana y me fumaba un cigarrillo de marihuana, después empecé a consumir más y otras drogas. No te voy a mentir en ese momento me gustaba. Uno se hace adictos porque las drogas son ricas.

Era una falsa alegría. En ese momento no me daba cuenta. No tenía noción y no te das cuenta de la situación. Eran noches de euforia, de mujeres, alcohol, fiesta interminables de dos a tres días, cuando te diste cuenta tuviste cinco días consumiendo drogas y alcohol,  llegás a estar sin comer sin dormir.

  • Y después de esa ebullición de la fiesta viene… Las primeras veces lo tomé como una resaca. Cuando pasas del exceso a través de los días, de consumir más y más en drogas, el dinero no te alcanza para salir, llegué a consumir hasta 10 gramos por día, gastaba entre 10 a 15 mil por semana, ahí viene lo peor.
  • ¿Hay gente que se arrimaba para decirte basta? Tus amigos te dicen afloja, pero uno no toma dimensión. No te das cuentas hasta que tocas fondo, y estas días sin comer sin dormir, que en el proceso final enloqueces.

Después, a los 20 años empecé a formar mi familia, y a los 22 nació mi hijo. Empecé a tomar responsabilidades en la vida, de llevar el pan a la mesa.

  • ¿Cuál fue el peor día de tu vida? La droga te quita las ganas de vivir. Y el peor día fue cuando mis hijos me pidieron que me internaran. Mi hijo de ocho años me lo pidió, venía llorando de la escuela porque se había enterado de que el padre era un “falopero”.
  • ¿Vergüenza? Estás congelado, la droga hace que tu corazón se congele.  No te das cuenta del daño que uno le hace a la gente a tu alrededor. No solo te enfermas, sino lo hice con mi mujer y mis hijos.

Mi hijo tuvo que ir al psicólogo, mi mujer también tuvo que tratarse porque yo le negaba las cosas de que estaba drogado, la volvía loca, la manipulaba, le daba el dinero que cobraba y al rato cuando ella se iba a dormir se lo robaba para irme a comprar drogas. Y ella me pregunta y le negaba. La hacía sentir que estaba loca.

  • Para muchos, cuando un integrante de la familia consume drogas es una bomba que literalmente explota. Esto empieza en la familia, nadie te pone una bolsa en la nariz o una marihuana en la boca. Lo mío fue por curiosidad. En la Comunidad Terapéutica te enteras que hay otras razones como abusos dentro de la familia o por la falta de afecto o el amor de los padres.

Por eso, hay que sentarse hablar con los hijos y de las cosas cotidianas de la vida. Lo más valioso es mi mujer y mis hijos y mis padres. Estuve más de diez años sin dar un abrazo a mis viejos.

Le di un abrazo hace poco, hace siete meses que estoy limpio y en tratamiento y recién después de 17 años volví a dar un abrazo a mi viejo.

Pasaron 17 años “volando”. No me di cuenta. Mi señora me conoció cuando consumía. Al principio cuando quedó embarazada por primera vez le prometí dejar la cocaína. Nunca lo hice. Ponía excusas. Concurría a cumpleaños, a navidades siempre con una bolsa de cocaína.

Me casé hasta drogado. Estaba mi señora en el altar, y antes me había drogado, con una línea en el baño de la iglesia. Uno tenía el grado de locura muy grande. No te importa lo que pase, uno depende de la droga.

Me levantaba para ir a trabajar y si no consumía no tenía ganas de ir, era aburrido. Todo empezó como un juego, luego fui un adicto y después drogadependiente.

  • ¿La sociedad margina a los consumidores a la hora de las relaciones de trabajo? Cuesta relacionarse, la palabra adicción viene del lenguaje “sin palabras”. Nos quedamos sin habla, sin poder interactuar con las personas. Si estaría consumiendo no podría hacer esta entrevista.

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